Con la miel en los labios

Como tengo al personal un poco aburrido con el arte contemporáneo, vamos a ponernos elitistas para hablar de arte "casi" con mayúsculas (del siglo pasado y parte del otro más o menos). Es que el ARTE con mayúsculas (casi todo el que tiene más de 150 años), es muy difícil de ver en estos días navideños. Merece más la pena escaparse al Prado o a la Thyssen cualquier día chungo de esos raros en los que todo el mundo tiene algo mejor que hacer, que ahora, con la Venus del Espejo ahí, presidiendo la sala con su imponente trasero... Colas y colas, mareas de gente hasta a medio día... Nops. Hay que esperar. O ser "superelitista", como yo... que cuando puedo, me escapo a Londres o a París a mirar a los grandes de cerca. Si. La Venus está en la National Gallery de Londres, junto a un dibujazo de Leonardo, un pedazo de cuadro de Monet y millones de joyitas.

Recuerdo cuando pusieron en Londres la exposición de autorretratos de Rembrand. Me fui allí elfin de semana y no os creáis que aguanté ninguna cola... tampoco pagué entrada, solamente pagué el billete de avión (que no es poco). Pero todo esto no es nada comparado al encuentro visual "en directo" con ese monstruo de la narrativa al óleo, con ese hombre que transformó cada segundo de su vida en una pincelada. El tiempo en un cuadro, no en abstracto sino hecho carne. Si. Hay que viajar para verlos. A Rembrand en Ámsterdam, a Mucha en Praga, a David y Monet en Paris, a Massacio, Mantenga, Miguel Angel, Rafael... en Roma. Y, cada vez que se anuncia: "exposición de Ingres en el Louvre", coger un avión y plantarse allí. Hay que perseguirlos, como al ser amado.

Pero a lo que iba. El otro día fui a la fundación Juan March a ver la exposición que presenté hace unos días sobre el libro de Rosenblum y el romanticismo nórdico. Siento decir lo mismo que ya dije, son obras sobre papel y piezas pequeñas, bocetos en su mayoría. Uno entra en la sala y se encuentra un montón de dibujitos y mareas más o menos lúgubres, paisajitos hechos en 5 minutos que no dejan de ser un ensayo de forma y color. Más o menos nada.

Las únicas piezas "completas" son los dibujos previos a las cosmogonías de Phillip Otto Runge, "La mañana", "La tarde"... Son dibujos esquemáticos donde no se puede apreciar la luz del alba que aparece imitada en la pintura, por ejemplo. Como creo que ya dije, todo un sistema iconográfico para revitalizar el arte cristiano. Representación de símbolos, ideas, fenómenos espirituales como si fueran páginas ilustradas de manuscritos medievales. Son estructuras verticales que ordenan sobre un eje de simetría una visión heráldica de los reinos celestiales. Un auténtico jeroglífico (como Runge los llamaba) en el que una azucena que crece hacia el cielo, se encuentra irradiada por una luz divina que nutre el nacimiento de unos ángeles celestes. Pero claro, esto lo dice el libro, y se observa malamente en una foto en blanco y negro de la versión pequeña del cuadro que incluye como ilustración. En la exposición, solamente el boceto a plumilla y lápiz, semejante en tamaño a un din A3.

Hay dibujos graciosos, minuciosos análisis de la naturaleza: árboles más o menos frondosos, cielos nubosos... un estupendo boceto de Friedrich para su "Abadía bajo unos robles" el dibujo pequeñín de John Christian Claussen Dahl "Abedul en una tormenta". Pero no son nada al lado de los grandes dibujos que han dejado muchos artistas. Solamente pueden interesar por la firma y el momento "estoy en la March, esto es arte" que por su verdadera calidad. Siempre digo que muchos dibujos gustan si dibujas. Bueno pues yo dibujo y no me sorprendieron.

Un ejemplo pasmoso: hay una serie de "piezas" de Rothko, un pintor difícil... Creo que fue en el 2000 cuando pasé la nochevieja en Barcelona y pude ver una exposición de cuadros de Rothko. Todos juntos, enormes, con sentido. Es un pintor difícil para mí por dos razones básicas: abstrae con color, no con líneas; estaba desesperado y obsesionado (lo dice su pintura, yo no he estado en su cama). La mayoría de sus cuadros maduros muestran dos espacios y la línea de horizonte suele ser variable, además de los colores.
Éstos se transforman en un profundo mar; uno debe perder la mirada en ese color para intentar ver lo que hay detrás, su profundidad. Son diferentes formas de pintar la nada, porque la nada puede tener diferentes colores. Y la nada no es algo suave, una capita, un colorín; es una inmensidad, y pintar esto... no es fácil. Pero bueno. Esto solamente pude verlo en Barcelona. En la March hay bocetos, es decir: voy a ver como queda este gris y por donde divido. Claro está, la primera pregunta que suele hacerse el personal es qué vale eso. Si ya es difícil considerar valioso un cuadro de Gottlieb (mirad sino, esta bonita imagen), mucho más difícil resulta valorar un boceto para ese cuadro.

De las acuarelas de Turner no hablo porque me duele. Mejor no verlas. Y el tipo es otro monstruo... hay que irse a Londres.

En definitiva. O se está profundamente enamorado, te has leído el libro de cabo a rabo y has admirado las obras de estos tipos por el resto del mundo, o la exposición te deja más seco que la mojama. Eso sí, has estado en una exposición. Ya has hecho algo "culto" durante el día.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No leer el libro de Rosenblum, no haber viajado a conocer en profundidad a los grandes maestros; si me apura, no saber dibujar: acaba de desvelar en su post algunos de los motivos por los que la expo de la March me extasió y hasta este momento no alcanzaba a comprender.
Esas "pequeñas" obras me parecieron tan soberbias como el montaje, al que le pediría, por favor, que otorgara un gran valor didáctico.

Desgraciadamente, sólo pude visitar la mitad, a la que le dediqué menos tiempo del requerido. Volveré. Solo pediría en mi segunda visita no volver a escuchar comentarios como: "Estas son las acuarelas que hizo Turner antes de pintar los cuadros buenos" o "Ese es el iceberg contra el que chocó el 'Titanic'"

Visitar la exposición nos abre puertas a los legos. Por ejemplo, pasar de largo por las obras del señor Runge y, al dedicarle un segundo, ver una luz mística irradiada desde dentro. Más tarde, en una agradable conversación, me cuenta una querida amiga que Runge, trabajaba con maquetas tridimensionales.

En fin; conocer el trabajo "de campo", si me permite la expresión, de los grandes, es un lujo que no deberíamos pasar por alto; si acaso, nos podríamos preguntar que opinarian los artistas de la muestra de algunas obras: cuando fueron rapiñadas de los estudios o vendidas por descendientes avariciosos.

En cualquier caso, para muchos contemplarlas es un gran placer.
Anónimo ha dicho que…
Los de la Juan March saben convertir cualquier cosa en una exposición interesante. A mi también me pareció un poco forzada, aunque sumamente útil para entender muchas "cosas" sobre la actitud que tiene "la gente" hacia cierto tipo de "arte". La "especulación", la "subjetividad", el "demarraje" siguen siendo factores relevantes del nuevo consumo cultural.

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