Déjame entrar (Låt den rätte komma in). John Ajvide Lindqvist (2004)

No he encontrado en la red crítica negativa alguna a esta novela. Cierto es que llevo un par de fines de semana (o un par de meses, o de años) sin echar un vistazo a los suplementos culturales de la prensa diaria, y que no soy fanática de ninguna revista literaria, así que no sé si algún “profesional” ha opinado sobre este libro. Lo dudo, pero no puedo demostrar objetivamente por qué dudo :-(

Lo que venden de este “suceso literario” llamado "Déjame entrar" es la historia de su autor, que trabajó como comediante y mago antes de escribir su primera novela en 2004, y que ésta, “let the right one in” (en inglés), se convirtió no sólo en best seller, sino en referente de la “nueva” literatura de terror. Desde entonces el pollo publica una novela por año. Así se hace. Mira qué cara de susto se le ha quedado.


Venden que el relato carece del cargado erotismo de las novelas de vampiros. Que las escenas de violencia y pedofilia están retratadas dentro de un ritmo un tanto lento, medio dormido, de la vida en un suburbio de Blackeberg… Y hay una cosa interesante de todo esto. Parece ser que el barrio, existe o existió, y es producto de una fría y racional urbanística, con edificios de hormigón color ocre que fueron la esperanza de muchas familias en los años 50. Una oportunidad de “buena vida" que se transforma en frío proceso carente de fantasía y mito que ayuda a sobreexponer la alienación y la soledad que sufren los seres allí encerrados. Los habitantes. No hay proyecto. Solo frío, alcohol, miseria, vicio, asesinos, psicópatas y vampiros…

Pero ni siquiera los vampiros son vampiros. Tan sólo seres infectados por algo muy extraño…

Y el protagonista no es un vampiro al uso. Es una niña…

Hasta aquí puedo leer. Y en la página 300 decidí empezar a cabalgar como un pura sangre. La novela tiene 452 páginas y las últimas 152 me las he tragado en dos viajes de metro. Así, a lo bestia. Al galope. No por interesante… No.

Reconozco que me molesta mucho “saltarme párrafos” pero no he podido evitarlo. Creo que nunca he leído una novela tan mal escrita. Reconozco también, que no estoy segura de mí misma, o sí, pero soy democrática, vaya, que no tengo por qué llevar la razón. Así que aquí dejo dos links: uno al blog Antiegos y otro al blog Theo, donde aparecen dos críticas más o menos entusiastas a la novela. Ojo, porque en Antiegos hay un comentario de un tal Fyette que firmo con sangre. Con la poca que me queda tras leer la novela.

Finalmente, ¿por qué es una mala novela?

Bueno. Además de conseguir que la historia sea infumable y pesada por rellenarla con texto y más texto que no construye nada, con personajes ligeramente esbozados o amalgamas de garabatos que no son más que un agujero, y con anécdotas que solamente sirven para que la aventura sea más y más tediosa…, está francamente mal escrita… Algunas páginas, algunos párrafos han llegado a dolerme. En serio. Como le duelen los ojos a un miope que se pone unas lentes de hipermétrope o viceversa.

Los personajes, su miseria y podredumbre, son meramente expuestos o sobreexpuestos. Representados sin más. Como un fogonazo, una sobreexposición de frío y hielo… Interesante. Pero infumable. Además, no perdono que el personaje principal, el niño Oscar, sea un saco de huesos rotos y quien sabe de qué animales… Vamos, que no hay por donde cogerlo… Ahora bien, es un niño. ¿No son los niños así? La verdad es que estoy un poco cansada de personajes niños que piensan como adultos, legendarios, sólidos. Un niño, y más en las condiciones que viven en el suburbio de Blackeberg, tiene que ser así de asqueroso. No hay idealismo que valga… Así es Oscar y así es su amiga "vampira" Eli. Dos niños con problemas y sin cerebro para poder solucionarlos, y sin medios. Sin más. Super interesante. Jo.

Algo me dice, sin embargo, que en esta novela había buen caldo de cultivo. Pero el escritor es muy malo, malísimo y la novela tiene doscientas páginas de más. O trescientas. Y otra cosa, parece toda ella un guión cinematográfico. ¿Os imagináis leer un guión de tantas páginas en el que no se deja ningún grado de libertad para el director, cámara, fotógrafo, ayudante de cámara, actor…? ¿Os imagináis cada detalle, cada movimiento, cada escena escrita al milímetro? El movimiento de una rama, el color de un vómito, la ardilla cuyo pelo se eriza porque el aire que viene del río que baja y que sube se enraiza en el tropo del trúnculo que... Puajjj.

Eso es esta novela. Un ejercicio visual en palabras con contenido extra. Vamos, un engendro absoluto. Lo siento. Hice un parón con La montaña mágica de Mann y me encuentro con esto. Qué queréis que os diga... ¡que la historia mola mucho! A mis años, necesito historias de verdad. No esto. Y, por favor, un poco de elegancia a la hora de escribir.

Eso sí… Me queda la peli. Esta es la razón fundamental por la que me he tragado este tocho. Porque la peli tiene buena pinta y creo que sin haber leído la novela, no se pilla nada. Mejor dicho, para que te guste la peli, tienes que haber leído el libro. Y como me molan los vampiros, tengo el trabajo bien hecho. Pero me ha costado sangre y lágrimas.

Comentarios

mimi ha dicho que…
Yo quiero escribir tan mal como este tío y que me publiquen una novela cada año. Jolines.
Anónimo ha dicho que…
Hola!

Sin entrar en el debate de fondo de la novela en sí, porque creo que nuestras opiniones están suficientemente claras ya, querría sólo señalar que, a veces, culpamos al escritor de los crímenes del traductor.

Saludos!
hombrecohete ha dicho que…
Sabe que sería impropio de mi decir que detesto los bestsellers, a cuenta de que dudo haber leído alguno entero que recuerde en toda mi vida.(bueno, sí ¡Los Renglones torcidos de Dios!)
La creo totalmente: no me extraña nada que el autor haya engordado las tres o cuatro ideas buenas que se reflejan en la peli; a saber (alerta spoiler):

comunión entre una realidad sórdida, corriente, reconocible por todos y el mundo fantástico
e idéas originales sobre los mitos vampíricos: qué código de comunicación usar con alguien que no puede exponerse a la luz y medio vive en una caja; un ghould viejo, cansado casi prejubilado, aplicando tácticas de auténtico currante y la génesis de un personaje, cuyas circustancias personales le convertirían probablemente en un psicópata, pero medio redimido en personaje fantástico (un nuevo ghould); y, para mi la más importante de la peli, lo chocante de extrapolar la pasión física a la prepubertad: todo mocos congelados y sangre coagulada, no hay asco por ningún lado... es muy guay.

Lo pasamos tan bien viendo la peli, que me entraron ganas de leer el libro, pero creo que me lo voy a perdonar.

Sigo con devoción sus recomendaciones y le mando besos grandes, grandes, a repartir entre la fámily.
Anónimo ha dicho que…
Theo. Muy probablemente tengas razón. El mío es un gusto muy deteriorado. Le pido demasiado a una novela... Y ese "demasiado" es mío. No significa en absoluto que tenga que ser buena, o supermegaguay... Tiene que ... gustarme :-)))

No tengo nada en contra de los best sellers (me comí las 3 primeras de la Rice)... pero creo, sinceramente, que a éste le sobran infinitas páginas y si, muy probablemente, está fatal traducido.

He tenido que leerme de un tirón La carretera de McCarthy para limpiarme la sangre, ja, ja...

Un abrazo!

Hombrecohete, esta noche le dedicaré/recomendaré una buena pieza :-))
Anónimo ha dicho que…
¿Qué tal está La carretara? No he oído nada de este libro...

y sí, estoy de acuerdo con que los libros no son buenos o malos, simplemente, nos gustan o no. A veces, un libro que desheché primero, me pareció genial años después... Escribí un post sobre eso, jejeje.

Saludos!
Anónimo ha dicho que…
Pues La carretera es una obra de arte. Esta noche publicaré un comentario :-)

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