Finalidad sin fin vs ARCO 09. Se nota la tensión ¿eh?


Los pasillos de las redacciones probablemente se encuentran inundados de melancolía en forma de H2O manchada con grasa y algo de sodio. Y no es gracias a la “pedazo” de crisis que se les/nos echa encima; no. Son los críticos de arte, que también lloran y se arrastran por las polvorientas aulas de las universidades. ¡ARCO ya no es lo que era! ¡Vamos para atrás como Benjamin Button!. Algo así afirma Fernando Castro Flórez (pero sin admiraciones, of course) en ABCD. Ese tonito de “estoy de vuelta de todo” me suena. Así que su texto, como no, hastiado, debe leerse sin admiraciones. Parece como si Fernando estuviese hablando de las Coles de Bruselas, Coliflores, Repollos, Rábanos, Colinabos y otros tipos de crucíferas. Pero no. Está hablando y bostezando al mismo tiempo sobre la pesadez que supone ir a ARCO como un rey y tener que hablar sobre algo que es una mierda.

Resulta que Fernando tiene un blog. Y lo que aquí dice… pues tiene e mismo tono:

“Estoy entrando en plena deriva carcamal. Tengo pase VIP y de profesional, acreditación de prensa y entradas para días de visita guiada, tarjeta para el aparcamiento y un par de vales para comer en una taberna inmunda. Nada me sirve de nada. Ni siquiera he podido recopilar revistas o catálogos. Todo es polvo y ruina a mis espaldas. Me hacen de menos. Entro, descaradamente, en la senda de los elefantes”.

Lo que te digo… Me muero del éxito y del aburrimiento.

Aún con ese tono desidioso y algo malhumorado y llorón siempre recordando tiempos mejores, el crítico pasa de repente, así como quien no quiere la cosa a decir que sin embargo, y a pesar del dolor de espalda, algunas cosas le han seducido en ARCO.

A mí, que estuve allí, no me suenan… Quiero decir, que él y yo nos hemos fijado en cosas distintas, obviamente.

Lo que más me alucina, es este trozo de comentario que un tipo (que dice ser crítico de arte desde hace mucho tiempo) deja en su blog:

“Entre muchos otros comentarios que le haría, sinceramente creo que este año ARCO ha sido uno de los mejores que han acontecido desde hace, podría decir, decenios. La morralla que ha abundado por los pasillos, ensalzada por "la mirada" de los más simples, ha sido casi erradicada para centrarse en obras mucho más serias. Y ¡gracias a dios! la gente/escaparate se ha disuelto en un olvido de ceremonia. ¿Por qué no habla usted de lo positivo? ¿Por qué lo critica todo sin un análisis que cualquier lector pueda argumentar?”

Y yo me digo a mí misma. Menos mal que salí a tiempo… de la facultad de bellas artes y de cualquier contacto a altos niveles con la estética... Miento. Seguro que en ese mundillo existen cosas mejores que estos comentarios… Voy a lamerme mis heridas.

Por supuesto que no tengo nada en contra de este señor, ni del que comenta en su blog. De hecho, he linkado el blog a mis favoritos, a ver si me da por leerlo… Lo que me disgusta en Fernando es su “cansancio”. Aborrezco a la gente que anda por los pasillos de la oficina quejándose. No me gusta la gente que se queja constantemente. Por eso me caigo mal, porque yo siempre me quejo. Aunque tengamos un mal día, aunque nuestros clientes, jefes, proyectos sean un coñazo a veces, hay que mirar siempe las cosas con entusiasmo. Detesto a los médicos aburridos… esos que ni te escuchan y miran a la pared cuando hablas… Detesto las miradas perdidas. En el trabajo, señores, entusiasmo. Que para eso nos pagan…

Lo mismo, para los críticos de arte. Si usted defeca en una obra, hágalo con energía… Pero ese tono de pasota hastiado que todo lo sabe no ofrece nada a quien lo lee. Nada de nada. Eso sí… es un tonito seductor. Para qué negarlo. Me suena mucho.


Yo quería hablar sobre ARCO, pero no voy a hacerlo porque no tengo nada que decir. Me han gustado algunas obras. He apuntado los nombres de los artistas y ya hablaré de ellos si me apetece. Por otro lado, no voy a decir si ARCO está bien o mal porque siempre lo he considerado un mercadillo, digo mercadazo, del arte. No un espejo de las nuevas tendencias, ni un oráculo que dicta por donde va a ir el arte hasta el año que viene… Además, como no soy crítica ni tengo nada que ver con ese mundillo, no puedo criticar que Maripuri si ha estado y BorjaChus no ha estado y que fíjate los invitados que malquedas y yo qué sé cuantas chorradas más.

Esto y mis últimas colisiones con Alp sobre lo bueno y lo malo de las pelis que vemos me hace volver a pensar en la objetividad de nuestros juicios, en la objetividad en sí misma y su posibilidad, y cómo no, en Kant y su goce o placer desinteresado.

Kant habla, dicen, de la libertad estética del sujeto, o de un objeto que sólo es en tanto es percibido como libre forma desinteresada por ese sujeto. La pura belleza o el placer con el arte están íntimamente vinculados a un desinterés. La ausencia de interés total “moral o útil” es lo que “libera” a la obra de arte…

“Kant trató el juicio estético al lado del teleológico examinando lo que hay de a priori en el sentimiento. Ambos juicios son reflexivos; se caracterizan por la finalidad, pero mientras esta es objetiva en el juicio teleológico propiamente dicho, que se refiere a lo orgánico, es subjetiva en el juicio estético, por cuanto la finalidad de la forma del objeto es adecuada con respecto al sujeto, lo que no significa precisamente con respecto a un sujeto individual, sino a todo sujeto, con lo cual puede llamarse a la unidad de la naturaleza subjetiva. El juicio estético es, pues, por lo pronto, un juicio de valor, distinto, por consiguiente, no sólo de los juicios de existencia sino también de los demás juicios axiológicos, pero mientras en éstos hay satisfacción de un deseo o correspondencia con la voluntad moral, en la adecuación de lo bello con el sujeto, esto es, en el juicio estético por el cual encontramos algo bello, no hay satisfacción, sino un agrado desinteresado. El desinterés caracteriza la actitud eestética en el mismo sentido en que el juego es la actividad puramente desinteresada, la complacencia sin finalidad útil o moral. Por eso lo estético es independiente y no puede estar al servicio de fines ajenos a él; es, en su propias palabras, “finalidad sin fin””.

Ole, ole y ole… Esto si que es una definición. Gracias, estés donde estés, José Ferrater Mora, por habernos dejado uno de los mejores diccionarios de filosofía. Gracias porque sin ti y sin las fuentes, of course, no hubiera entendido nada de nada.

Porque en la facultad de Bellas Artes, por ejemplo, te “nombran” (nada más, porque no explican demasiado) mucho mucho mucho eso de la “finalidad sin fin”… Esta afirmación, un tanto lánguida ella… mola. A la gente le mola que su vida de artista y que ellos mismos, que son superespeciales y molan que te mueres, sean una “finalidad sin fin”. Yo, oyes, me dejo llevar… Pero olvidemos el tono lánguido y lancémonos de frente y sin cuernos al texto de Kant. Más claro, water.


A lo que iba… que no llego y me pierdo… Los “entendidos”, supuestamente, ven “algo” que los demás, “los que no entienden”, no pueden ver. Léase el comentario del “crítico” en el blog del otro “crítico”… “La mirada de los más simples”… qué mal queda eso, señor mío.

Estoy tan, tan cansada del típico discursillo: “Yo es que no entiendo”… Vamos a ver. El arte, como todo, o casi todo es un objeto que recibimos con nuestros sentidos. Y digo nuestros porque aquí, estamos nosotros, y muchas cosas más, pero nosotros también. Y, de momento, es lo que tenemos. Así que las cosas, llegan a nosotros. Y nosotros somos sujetos y los sujetos subjetivan pero… pero… pero… si no queremos que los juicios sean algo personal tipo “mira, a mí esto qué quieres que te diga no me va o no me conviene o estoy así o estoy asá…”, decimos, a veces, que los objetos poseen cualidades que no tienen nada que ver con “nosotros”, los sujetos que percibimos…. La pregunta es: ¿una cosa es bella o la vemos/sentimos bella? Einnnnn?.. La respuesta es fácil, a priori… Lógicamente, la mayoría diréis… LA VEMOS BELLA. Bravo…


Pero a mi no me sirve de nada que un CRITICO vea algo bello. O mejor dicho, me sirve tanto como que mi amigo Zutanito, la vea bella. ¿Qué hacemos entonces? ¿Qué más dá si la cosa es bella y no son mis ojos los que imaginan tal belleza si no se verla…? Qué lío… Para eso tenemos a “los entendidos” que son los que nos dicen lo que es bello y lo que no. Supuestamente, la gente que entiende “puede ver” “eso” que la obra tiene “por sí misma”… Y si la obra “no tiene nada” será la categoría, la pose, el percal, el género… del crítico lo que nos dicte si hacerle o no caso. Así de simple es la cosa.

Esto, obviamente, es una gilipollez. Pero así es.

Y digo que es una gilipollez porque lo que dijo Kant es muy interesante, pero el placer es el placer y la subjetividad es la subjetividad. Me ha pasado años creyendo que Neil Young era perfecto en esencia, porque a un amigo mío “que entiende muchísimo de música” le parecía perfecto… Hace poco tiempo, me confesó que de placer desinteresado nada… que había algo “personal” en ese gusto. Vamos, que Neil Young puede ser un músico lamentable… Pero a mí, me sigue gustando y no pienso vender a nadie que es porque toca los acordes así o asá o porque el tono del timbre del semitono de la fusa suena así o asó… Sino porque me gusta.

Es que aquel día, se me cayó el mito por los suelos.

Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Y hasta entonces, nunca os fiéis de nadie en lo que respecta al juicio estético (entre otras cosas).

Comentarios

Querida Vera: Suscribo lo del entusiasmo y mucho más cuando el contexto es el de alguien tan "reputado" como el personaje que mencionas, de cuyo nombre no quiero acordarme.
La referencia a Kant... creo que muy oportuna en este caso. :)
Lo de la subjetividad... ¡Con matices!¿Cómo emitir un juicio estético objetivo en un contexto dominado por multitud de planteamientos estéticos pre-asumidos? ¿Hemos desembocado en el imperio de la subjetividad? Aunque parezca un contrasentido, "todo el mundo sabe" lo que se puede ofrecer en ARCO y lo que se deja para Durán y El Corte Inglés.
Y me uno con veemencia a la sentencia final, que yo formularía de otro modo: nadie acepte ciegamente juicios estéticos ajenos.
Anónimo ha dicho que…
Ya, si solo fuera eso del contexto con multitud de planteamientos estéticos preasumidos... yo iba más allá.

Si además de eso, tengo que contar con el humor con el que se levanta el crítico o su situación personal, su desgana, etc, etc... pues vamos apañados.

No hay problema en ser "negativo" y ya sabes a lo que me refiero... Pero en los críticos, en los profesores, gusta hallar algo de "pasión" y "amor" al arte... Digo yo. Hasta Cárdenes transmitía ese enamoramiento. Angel García. Carmen Ormaechea...

Ya sabes.
Anónimo ha dicho que…
Yo fui a Arco coincidiendo con mis 5 años de carrera, luego nunca más volví. Siendo estudiante ya me aburría y no encontraba nada, siempre acababa viendo los cuadros de Picasso o Bacon en las galerías grandes. Es más, para ver lo que hay creo que es más divertido pasarse una tarde en Ikea, Toys´r´Us o Leroy Merlin.
La bromita ya no hace gracia, es como si repites un chiste 400 veces. El crítico que se queja podrá decir misa pero durante años habrá contribuído como todos a que el arte se despoje de toda su magia y acabe siendo lo que es, una paja mental mal representada por un objeto carente de valor.
Y hablando de la facultad, es normal que el mundo del arte sea tan aburrido si tenemos en cuenta lo que allí enseñan. Recuerdo que me tiré 3 años de pintura pagando una matrícula por 3 metros cuadrados en los que podía hacer lo que me diera la gana (es que claro, como era "artista" el profe no podía decirme nada). Estaba mal visto aprender a dibujar y se potenciaba el ser un trepa y un petardo arrogante en vez de un currante incansable, disciplinado y con la cabeza bien ordenada. Con esa formación "exquisita" el futuro es negro para la mayoría. Si no vienen de buena familia lo tienen bastante chungo, yo me encuentro con ex-compañeros y flipo al ver que muchos de ellos siguen viviendo como hace 10 años, con trabajos eventuales, sin vida laboral y menos que mileuristas.

Una amiga me ha dicho que en la escuela de bellas artes de París tienen una asignatura de... marketing!!! con eso te lo he dicho todo.
Y si ves el rollo del los "artistas que viven de las becas" entiendes perfectamente por qué Arco es como es. Este colectivo es especialista en vender humo y redactar proyectos, viven de eso. De hecho emplean más tiempo en hacer gestiones que en sentarse delante de una hoja en blanco. El resultado te lo puedes imaginar (ves a La Casa Encendida a ver la "Generación 2009", la Casa de Velázquez, fundaciones, bancos, etc...).
Lo que era antes el mundo del Arte ahora está corrompido por todos lados, se han apoderado de él unas personas que nada tienen de artista, en el polo opuesto de Francias Bacon, y así ha acabado.
Fin!

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