Moon. Duncan Jones (2009).

Lo primero que me ha venido a la cabeza viendo Moon, opera prima del director Duncan Jones, son las imágenes y/o recreaciones lunares que todos hemos visto alguna vez gracias a los diferentes proyectos de la NASA (Apollo) o la JAXA (Kagulla). Oscuridad, polvo lunar y luz indirecta para recrear la única imagen -en fuerte claroscuro- que somos capaces de formar de la proximidad del suelo lunar.


Lo segundo ha sido Solaris, tanto la obra literaria original de Stanislav Lem, como la mejor versión en cine hasta la fecha, firmada por Andrei Tarkovski.

Y lo tercero, el viaje séptimo recogido en los diarios estelares de Ijon Tichy, perteneciente a los desternillantes Diarios de las estrellas del genio Stanislav Lem. Y no diré por qué, ya que si lo hago, destaparé la peli a todos los que ignoren este viaje de Tichy, porque los que sepan de él, estarán acordándose ahora mismo de todos mis difuntos.

Si. Lem es capaz de imaginar un futuro lejano con una seriedad y profundidad filosófica impecable en Solaris y, al mismo tiempo, montar una sátira aeroespacial hilarante con los viajes de Tichy. Y como todas estas cosas han venido a mi cabeza en los primeros 20 minutos de metraje, he pensado que vaya cara que tiene el hijo de David Bowie, mezclando a diestro y siniestro lo que los grandes genios han parido poco a poco para terminar partiéndose la caja con la relatividad y los viajes en el tiempo.

Pero no, la cosa no va por ahí. O sí. Quiero decir que la peli (en profundidad) no se acerca ni de lejos a estas obras de Lem, pero me jugaría unos cuantos céntimos (no más que la cosa está muy achuchada) a que el autor ha tenido en cuenta estas obras de Lem. Bien de lejos, eso es cierto.

Moon se desarrolla en la luna, en la superficie lunar, mejor dicho. Y aclaro esto porque la dirección artística (impecable), provoca que las escenas lunares sean bastante creíbles para un espectador; creíbles para nosotros que somos humanos (no máquinas superespeciales) y estamos en la tierra sin haber pisado jamás la luna, así que nos la imaginamos... Esta percepción es debida a que el film recrea de forma artesanal (a través de maquetas) esa ilusión que provocan las imágenes y grabaciones de las distintas sondas que pululan y han pululado alrededor del satélite, y aterrizado sobre él en algunos casos. Sam Bell (Sam Rockwell) trabaja como técnico en una base con un contrato de tres años, encargándose de la explotación de ‘Helio 3’. Además de controlar la extracción del mineral, Sam se encarga del cuidado de la base con la ayuda de GERTY, un ordenador/robot tipo Hal 9000 pero mucho menos sofisticado. Por momentos la “voz” de GERTY (Kevin Spacey) nos recuerda tanto en “tono” a Hal, que ayuda a mantener cierta incertidumbre en torno a la “verdadera” función de la máquina, pero esta “humanidad” o libre albedrío se descarta bien temprano y queda reducida al único recurso del que dispone la máquina para mostrar sus emociones: emoticones. GERTY está programada para cuidar de Sam y de todas sus funciones. Nada más. Y el único misterio que plantea la película descansa en la funcionalidad de Sam.

Hasta aquí puedo leer porque no es posible decir más sin peligro de spoiler. Y dicho todo esto, creo que Moon merece no sé si un premio, pero si un comentario destacado. En realidad es una película deudora de otras muchas (2001, Alien, Blade Runner, Solaris…, hasta La amenaza de Andrómeda me atrevería a decir), pero esta deuda evidente no resta originalidad al invento. Y me estoy contradiciendo. Cada minuto del film recuerda otras películas, imágenes, historias…, pero creo que el director es uno de estos tipos humildes y elegantes que en su caso nos regala un metraje de hora y media en el que muestra lo aprendido contado a su manera, construyendo una pequeña quimera bastante curiosa. Lo que más me ha gustado a mí es la recreación lunar. Sin embargo, lo que ocurre dentro de la base es más de lo mismo y ni siquiera creo que Sam Rockwell interprete fuera de lo normal. Lo que ocurre es que la dirección artística, la dirección de producción, la ambientación, el maquillaje, son estupendos. No encontramos la metafísica de Solaris o 2001, ni tampoco un mensaje claramente decadente como el de Blade Runner. Tampoco hay tendencias… Creo que nos enfrentamos a un relato más humano, más básico, temporal e inmediato (esta sensación de inmediatez, el contexto y la situación dentro de la nave, el ambiente, me recuerda mucho a Alien). No creo que el film potencie la soledad y las relaciones a distancia, o la ambigüedad moral y ética. Vivimos un momento de un hombre en el espacio. Un tipo con un traje sucio, un careto de enfermo bastante creíble (cuando está enfermo), un físico activo bastante creíble (cuando está activo)… Economía de medios y recursos bien aprovechados. Más con menos. Eso es lo que hay que hacer en tiempo de crisis ¿no?

Moon ha sido premiada en el 42 Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges como mejor película, mejor guión, mejor actor y diseño de producción.

Lo mejor: la banda sonora original de Clint Mansell y esa recreación de nuestro, hasta el momento, inseparable satélite.

La música



Y el trailer


Comentarios

h.j.s. ha dicho que…
cuando ingreso aquí y tomo el tiempo del blog, termino con la sensación de haber recibido una clase.

no es solo una bitácora, es una lección con un no se qué interactivo.

me gusta eso, es ver con otros ojos.
vera ha dicho que…
Se agradece el comentario :-)

Entradas populares de este blog

Rineke Dijkstra: Maternidad, tal cual.

Vertigo: Vera Miles vs Kim Novak - Hitchcock vs los "doctos"

Sentir y poder contarlo.