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Mostrando entradas de enero, 2010

El diario ilustrado de Iván Solbes.

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Iván lleva muchos años dedicándose a la ilustración y viviendo de ella. Ha colaborado con agencias, con periódicos, promotores de teatro y música,… Creo que ahora, que se regala el tiempo necesario para alimentar un diario, podemos participar vivamente en la génesis del proceso creativo y, sobre todo, de su propia visión del mundo ilustrada a pura tinta, mancha y trazo. Estos dibujos se sacuden, como los peces recién atrapados. Percibimos, sentimos y la razón ordena. Y la huella en la memoria pesa toneladas, fuga al vacío, flota en el aire, segmenta, corta, separa, aísla, bailotea, se disfraza… Iván ilustra una reflexión personal y concisa. Y aunque se piense con frecuencia que una imagen debe hablar por sí misma (algo que Iván defiende), considero que si se le añaden las palabras justas, se transforma en algo mucho más poderoso. En realidad, le recomendaría escribir los textos dentro de la imagen… En su página http://www.ivansolbes.com/ Iván presenta un diario que puede seguirse desd

Sherlock Holmes, Guy Ritchie (2009).

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Un recuerdo mixto de aventuras detectivescas permanece en mi memoria. Antiguas historias de misterio y crimen, infinitas versiones de El perro de Baskerville , fotogramas de Basil Rathbone y Peter Cushing, relatos de Wilkie Collins, Gastón Leroux , Los crímenes del museo de cera (versión de André de Toth 1953)… Un recuerdo atrapado entre brumas de Londres victoriano. El recuerdo se esfuma al observar el Londres que nos muestra Guy Ritchie, un Londres reconstruyéndose en plena expansión industrial, sin brumas ni misterios, maloliente, infectado y corrupto. Pero hay algo que desentierra mis recuerdos, algo en la ambientación permanece que resulta evocador, y no sé muy bien qué es. Siento como si ese algo fuera de mi propia cosecha. Imágenes que yo misma he creado al leer libros, no recuerdos de antiguas películas. O también; ahora mismo viene a mi memoria el Mary Reilly (1995) de Stephen Frears… En definitiva, y aislándome de la obra de Conan Doyle, el film de Guy Ritchie me resulta int

Arte, mitos, y más Coetzee.

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Continúo leyendo a Coetzee. Mecanismos internos tiene, como casi todos los libros, algún comentario/argumento en la contra que, supuestamente, invita a la compra: “ Crítica del más alto orden” (The independent) , leemos en este caso. ¿Crítica?... Pues debe ser que no sé yo muy bien lo que significa “crítica” ya que la forma fría y precisa que tiene Coetzee de aproximarse a la “vida” (con los “fenómenos” adyacentes que la determinan y que la hacen imprevisible) de los escritores que inician la novela, su retrato en el contexto del libro o los libros específicos analizados: sus conocimientos, movimientos, lenguajes, ideologías, experiencias..., me parece cualquier cosa menos una crítica al uso. Coetzee -siempre- parece estar al margen de aquello que nos cuenta; tan imperceptible es su presencia. Por esta razón resulta sorprendente y fascinante que, escribiendo como escribe, arrope como una manta, resulte tan gratificante su relato como el ligero e invariable sol de invierno que insinúa

Avatar en cueros.

Si Cameron comercializa el making off, se forra… Ja, ja…

Más sobre Avatar

Tan solo una anotación a mi post del día 30 después de haber acudido de nuevo a la sala para ver Avatar, esta vez en 2D. Escribí entonces que las gafas me sobraban mientras veía el film en 3D (sentía querer disfrutar de unos colores que se perdían bastante con ellas); también en el blog de Tomás Fernández Valentí añadí que muy probablemente todo lo que Avatar tiene que decir, lo diría en 2D. Bien, pues no. Error. Ahora puedo afirmar que la “experiencia” Avatar es y debe ser sin duda alguna en 3D porque está pensada para que el espectador viva, de alguna forma, un momento cinematográfico extraordinario -similar al que podía vivirse con Titanic- y pensar que en manos de este hombre la tecnología funciona a la perfección como coadyuvante (la palabra en su acepción química). Sin este potenciador, Avatar resulta (sobre todo en algunos momentos de la primera hora de metraje) una avalancha de imágenes que parecen aplastadas sobre la pantalla. También, como corolario a todos los mensajes negat

Desvergüenza

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Llevo un tiempo leyendo cosas que no me provocan. Ningún agujero en el camino para colar mi pie accidentalmente y dislocarlo. Ausencia de dolor y excitación. Pero justo a tiempo -y en ese momento en el que ya ni lluvia, nieve, resto de precipitaciones y movimientos de aire congelado invita a mi cuerpo a transformarse en coctelera- aparece Coetzee (bueno, no aparece, yo misma elegí el librito) para animarme la vida un poco. En estos momentos leo Mecanismos internos (Ensayos 2000-2005), obra que recopila reseñas de libros e introducciones literarias del profesor de literatura en la Universidad del Cabo, traductor, lingüista y crítico literario… además de escritor y Premio Nobel de Literatura en 2003. Es una muestra de la propia voz de Coetzee y de una esperanza: que esta voz arroje luz sobre la obra de los autores. Pero no cualquier luz…. Tan sólo he leído el capítulo sobre Italo Svevo (soberbio), y comienzo el de Robert Walser del cual dejo el inicio. Y sobran las palabras. El día de

Catálogo de Novedades Acme (Chris Ware).

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Imágenes del Catálogo de Novedades Acme que se ha editado a todo lujo en español. En este catálogo se recopilan algunas de las historietas del célebre dibujante Chris Ware (Rusty Brown, el explorador espacial Rocket Sam, Big Tex, el ratón Quimby…) y sus fabulosos Cuentos del Mañana. Además, podemos ver muestras de todo aquello que viaja de su cabeza a las manos en un montón de historietas (hasta en el lomo del libro hay una historieta dibujada), parodias, mapas, anuncios publicitarios, ilustraciones varias de la Historia del Cómic, Historia del arte… El cómic no es de fácil lectura ya que algunas de las viñetas (aun siguiendo un orden más o menos lógico) poseen un tamaño mínimo, y los textos mucho más. Hay que proveerse de una lupa, de las de verdad, para participar en todas y cada una de las dosis de ironía y sarcasmo (sin ocultar un profundo desánimo) que se esconden en cada rincón del papel. Aquí unos ejemplos: el primero forma parte de su particular historia del cómic; el segundo