Fragmentos de un cuaderno manchado de vino. Charles Bukowski (Anagrama, 2009)
Escribe Bukowski en sus notas sobre la vida de un poeta entrado en años lo siguiente: “Me sondearon de cara a hacer algún recital de poesía y acepté. No me gustaba recitar, era una hora sumamente terrible, pero era supervivencia y era una manera rápida de costearse la supervivencia, algo así como atracar una bodega. Tenía la sensación de que el público no estaba interesado en la poesía; estaba interesado en la personalidad. ¿Qué aspecto tenía el poeta? ¿Cómo hablaba? ¿Qué ocurría después del recital? ¿Tiene el mismo aspecto que sus poemas? ¿Qué opinión te merece? ¿Qué tal crees que será en la cama?” … Hace bastantes años, cuando comencé a leer de mentira, buscando los autores, intentando amarrar todo aquello que consideraba debía arrastrar día a día como complemento a mi cuerpo, al peso de mi cuerpo, pensaba que todo lo asombroso (por la razón que fuera) ante mis ojos debía turbar del mismo modo el funcionamiento de mi intestino. Pero no sucedía así. Con el tiempo sucede que uno cree c