Las casas encantadas de Shirley Jackson y Richard Matheson


De las telarañas que cubren este blog surge mi lamento, ahhhhh…


Pero no, esta no soy yo lamentándose, es Julie Harris. Yo soy más guapa y más joven que ella, aunque tenga la misma pinta de pazguata. Y precisamente por lo primero, que no por lo último, no sirvo para el papel de Eleanor. Y precisamente por lo último, que no lo primero, tampoco sirvo para el papel de Madeleine, aunque Sir Alfred Hitchcock pensara en mí y solo en mí para protagonizar De entre los muertos.


Yo soy una actriz muerta, y Eleanor, es el personaje principal de La maldición de Hill House, una exquisita novela escrita por Shirley Jackson en 1959. Si, exquisita, esmerada, refinada, amable… fina y elegante. Una de las mejores novelas góticas sobre fantasmas sin fantasmas o con todos ellos. Me explico: los fantasmas en esta novela van en bolas (en pelotas, desnudos) y, ¿qué es un fantasma desnudo?, pues aquel que no lleva una sábana blanca que marque su dimensión. Si la masa no se marca y tan solo “altera” el espacio en el que se mueve nuestro cuerpo (y, también, nuestra memoria del cuerpo), la cosa se pone muy chunga.

La casa ideada por Shirley Jackson se presenta así ante nosotros:

Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan. Hill House, nada cuerda, se alzaba en soledad frente a las colinas, acumulando oscuridad en su interior; llevaba así ochenta años y así podría haber seguido otros ochenta años más. En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los suelos aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo”.

Sola está Eleanor; más sola que nadie se abandona a una neurosis y angustia vital que parece filtrarse en las paredes de la casa, que la arropan. Se siente observada, se piensa constantemente en la mente de los otros. Su inseguridad e insatisfacción facilitarán cierta entrega en cuerpo y alma al “espacio que la acoge” provocando en ella una nueva vitalidad, una siniestra luz que inspirará “visiones” extrañas.

Pues bien, este librito inspiró una de las más grandiosas pelis de fantasmas (pero sin fantasmas) que existen. Dirigida por el gran Robert Wise en 1963. Seguramente he hablado de ella ya en este blog porque es un ejemplo de buen cine y de buena adaptación.

Tanto me inspira esta novela que he agarrado otra que ya leí en su momento y que he vuelto a leer, La casa infernal (Hell House, 1971) del también grande Richard Matheson. El mismo planteamiento revisado y visto desde los 70… con todo lo que tienen. La inquietud se transforma en expectación y la casa no espía o acecha sino que actúa. La razón no descansa en un marco teórico sino que baja a la práctica científica, al experimento, a la materia. Todo lo que en el libro de Jackson se insinúa, actúa; todo lo inmaterial, adquiere cuerpo. El libro de Matheson es lujurioso, perverso, traumático; el de Jackson es pudoroso, imprudente y angustioso.

El primero es un dolor, el segundo una vomitona de ectoplasma. Ambos magistrales.

Notas y aclaraciones:

La novela original La Maldición de Hill House, es de Shirley Jackson, 1959. Ha sido llevada dos veces al cine con el mismo título, The Haunting. La versión de 1963 es gloriosa y está dirigida por Robert Wise (el título en castellano pasó a ser La casa encantada). La versión de 1999 dirigida por Jan De Bont (traducida como La guarida) es notablemente inferior a la de Wise.

En 1971 Richard Matheson publica la novela Casa Infernal (Hell House). En 1973 John Hough dirige la adaptación para el cine de la novela de Matheson bajo el título La leyenda de la mansión del infierno (The legend of Hell House).

Peeero, hay otro film de serie B dirigido en 1959 por William Castle y protagonizado por Vincent Price titulado House on Haunted Hill que también tiene un remake con el mismo título en 1999 dirigido por William Malone y protagonizado por Geoffrey Rush.

Que yo sepa, estos dos últimos films, además de malos, no tienen nada que ver con las dos novelas de las que he hablado ni con sus adaptaciones para el cine.

Para finalizar una nota alusiva a la famosa frase de Stephen King sobre ¿la novela de Matheson o la novela de Jackson? En todos los comentarios que pululan por Internet sobre La casa infernal de Richard Matheson aparece esta frase: “considerada por Stephen King la más estremecedora de cuantas novelas de casas encantadas se han escrito” sin referencia alguna. Bien, pues la referencia obligada es el libro de Stephen King Danza Macabra. No puedo afirmar esto hasta que no lo lea, pero creo firmemente que King en este libro no se refiere a la obra de Matheson, sino a la de Shirley Jackson.

Y por si deseáis saber más sobre casas encantadas, tan sólo indicar que el comienzo nos lleva a 1896 y a Meliés y su Mansión del Diablo. A Segundo de Chomón y la impresionante The Hounted House en 1905/6. A El legado tenebroso de Paul Leni en 1927 (conocida como The cat and the canary), etc, etc…

No puedo evitar dejar aquí en directo los vídeos de Segundo de Chomón (ojo al momento raja de chorizo que se escapa sola) y de "la mano crepitosa" que aparece en el film de Paul Leni durante el sueño de la dama... ains.



Comentarios

Dr Zito ha dicho que…
Muchas gracias. Me ha entusiasmado tanto que me apunto la de Wise.

Ha visto "Hausu"?
Vera Miles ha dicho que…
Pues no... Menuda pinta tiene. Japo, casa encantada y años 70.

A por ella que voy. Gracias a tí :-)

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