Origen (Inception, Christopher Nolan 2010)


No hay nada mejor que ir al cine “a ciegas”, sin expectativa alguna. Ni siquiera sabía quien dirigía la película… Y os preguntaréis ¿cómo es esto posible?, y yo contestaré “así es Vera Miles” y “así se está un domingo por la noche cuando, después del periodo vacacional, toca currar el lunes”.

No hay nada mejor… siempre y cuando la peli resulte “peliculón”, porque si resulta un pestiño bañado en aceite, miel y ajonjolí, uno corre el riesgo de salir de la sala directo al WC con un serio dolor abdominal. Pero no. Hoy me he incorporado al trabajo feliz porque he visto una buena peli y porque he descubierto que sigo con jornada intensiva, vamos, que es 30 de agosto y no 1 de septiembre, como yo pensaba en mi mundo, o en mi sueño. A saber.

Ahora que ya me he quitado la venda de los ojos, cacareo: “Claaarooo, es que Christopher Nolan, es un crack”. Pero insisto, si llego a saber que el film lo dirige este crack, seguro que no me gusta tanto debido a esa cosa tan dañina que son las grandes esperanzas.

Así que sin esperanza alguna debí yo enfrentarme al trailer del film en julio, porque tan sólo guardaba en la memoria la imagen de una ciudad “curvándose”. Esto (y solo esto), unido al nombre de Leonardo DiCaprio, quedó guardado en el cajón de mi memoria hasta ayer, que decidí ir a ver Origen (Inception) esperándome poco menos que un thriller mal llevado. Ni recordaba las escenas tipo Matrix, ni los trozos de guión que aparecen en el trailer, ni nada de nada. Hay que ver qué estoicismo, qué dejadez, qué desapego…

Pero vayamos al grano. Christopher Nolan no es sólo un crack que dirige algunas de sus películas, sino que también las escribe o participa en el guión. Esto quiere decir (para mí) que no sólo es buen director, sino además un tipo listo, con estilo y elegante que planifica sus films de forma inmejorable. Memento ya disponía de un guión sorprendente y un montaje interesante, además de una atmósfera no sólo elegante sino especial e inquietante. En el caso de Batman Begins y El caballero oscuro huelgan los comentarios, ya que (para mí) son dos obras maestras de un género (ya se llame ficción, fantasía, acción, ciencia ficción) que depende más que ningún otro de la puesta en escena. En este sentido, lo más destacable del cine de Nolan es, precisamente, su impecable puesta en escena; “compone” de forma muy precisa y elegante y conjuga los diferentes elementos del film de una forma que consigue un resultado “redondo”, una coordinación perfecta que resulta en armonía pura.


Sé que esto es mucha pompa para un thriller psicológico, de acción, de espionaje, de ciencia ficción… como queráis llamarlo. Pero es que yo ya tengo una edad en la que ciertas cosas no se soportan, y una de las cosas que no soporto es una mala peli de acción o un mal thriller psicológico, o una mala peli de ciencia ficción. Prefiero un mal melodrama o una mala comedia por dos razones bien simples. Primera: En un mal melodrama o comedia no hay persecuciones, tiros, ruidos, escenas mareantes o efectos especiales. En una peli de acción si, y se puede producir una hecatombe si la orquesta no suena bien. Segunda: Si en un melodrama o comedia la puesta en escena es apabullante, pues genial, pero si falla tampoco pasa nada. No ocurre lo mismo en un film fantástico o de acción en el que vuelve a caer estrepitosamente la orquesta si el orden de elementos no funciona.


Sin embargo, vuelvo a repetir que Nolan tiene una especial delicadeza para crear atmósferas irreales, sobrias, consistentes. Una suerte de encanto y discreción que me gusta mucho, y que lo convierten en un director “clásico”. Difícil de expresar si no lo comparo con otros ejemplos más “insanos” que ofrece el cine de Cronenberg o el de Lynch. Me parece que Nolan respeta más o tiene más en cuenta cierta tradición o regla, sin centrarse únicamente en la cuestión personal, en el marco “de autor” en el que se mueven Cronenberg y Lynch.

Me explico. El drama/thriller psicológico suele versar sobre nuestra psique, el problema de la identidad y las amenazas que ambas sufren, entre otras cosas. Pues bien, dos de los directores que, a mi juicio, tratan este tema en profundidad son David Cronenberg y David Lynch. Pero en tanta profundidad que hay que asistir con escafandra a las proyecciones de sus films (y si no que se lo pregunten a Darryl Revok -Scanners, 1981). Son estos últimos films personales, de culto, de autor, de superculto para supermegacinéfilos o supermegafreakis. Reconozco que ambos directores me gustan. Mucho más Cronenberg que Lynch. Pero no sé si son más sus méritos o el puro morbo lo que me atrae. Creo que Cronenberg ha ideado una imaginería y simbología muy personal y vinculada a lo traumático e insano. Ha experimentado con la subjetividad, nuestra percepción del mundo y la ampliación de la misma por medio de una interactividad entre carne y máquinas... En definitiva, ha creado (al igual que Lynch) un universo personal. Y es aquí donde aparece Nolan para que notemos -quizá- esa falta de “personalidad” que podría llevarnos a afirmar que su cine es un tanto edulcorado.

Pero no seré yo quien lo afirme, no, ya que no me molesta en absoluto el “tinte” comercial de algunos films. De esta manera, no busco la oscuridad e intimidad malsana del cine de Cronenberg porque ésta, pertenece tan sólo al cine de Cronenberg. Prefiero en este caso, recordar el buen hacer y la inteligencia de un Hitchcock. Y, si es posible, encontrar un Macguffin… Muy al contrario que Cronenberg y Lynch, Nolan se decanta por pinceladas de enigmas y juegos matemáticos, por arquitecturas mentales que definen el sueño y lo ilusorio, en lugar de rebozarse en el fango de un puro inconsciente atormentado… aunque esto no es del todo cierto y no puedo precisar por qué, ya que sería un spoiler en toda regla. Además, se agradece, y en esto vuelvo a Hitchcock, la claridad y equilibrio del argumento que, con toda su complejidad, no resulta complicado (como por ejemplo el de Nivel 13 o el de la super "paja" Mr. Nobody).

Revolviendo al grano. También suele gustarme mucho el casting en las pelis de Nolan. Tanto que eliminaría a Leonardo Dicaprio (uno de mis actores predilectos) del de Origen, ja, ja… La razón vuelve a ser simple. Creo que DiCaprio (con razón) se lo debe tener muy subidito y no sé por qué me da en la nariz que o él, o sus asesores, o a saber quien, le recomiendan de vez en cuando elegir papeles de padre de familia (algo que ha ocurrido en tres de sus últimos films, que yo recuerde), lo cual no es un problema pero en esta película si. Al menos, es algo que sobra. Para mí, lo más flojo del film. Y es aquí donde iría la precisión que no va a venir. Tan sólo diré que la fantasía o el juego que permanece puro en Matrix, se pierde aquí gracias a la historia “familiar” de DiCaprio, que no está mal, pero que… nubla un poco el conjunto del film.

Pero eso es lo de menos ya que, como siempre, DiCaprio lo borda. Él y el resto del reparto: Ken Watanabe, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Ellen Page, Tom Hardy, Cillian Murphy y Michael Caine.

Y no me he olvidado de Tom Berenger, no. Tan sólo es que parece más una máscara, la obra perfecta de un falseador, que un actor. Vamos, que luce una cirugía que asusta.

Por lo demás, film muy, muy recomendable y firme candidato al Oscar (espero). El trailer y la estupenda BSO (Hans Zimmer) en la web del film.

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