Conocí el otro día, gracias a un compañero de la Agencia, la obra de la fotógrafa holandesa Rineke Dijkstra, y dí de golpe con su serie… maternidad. Tal cual es. Sobran las palabras. Estas fotos no salen en las revistas para futuras mamis, pero son la realidad. Nota sobre la foto 1: Que nadie se piense que tiene truco. Recien parida, te ofrecen esas bragas de algodón elásticas, tipo gasa, en el hospital; son de usar y tirar y pueden comprarse en cualquier farmacia. Justo lo que una necesita en ese momento: protección delicada en una zona que hace unos instantes estaba dilatada a lo bestia y... una compresa (también de algodón).
François Truffaut: … Tengo la sensación de que le gusta mucho Vértigo. Alfred Hitchcock: Me molesta por el fallo que hay en el relato. El hombre, el marido que ha arrojado el cuerpo de su mujer desde lo alto del campanario, ¿cómo podría saber que James Stewart no iba a subir las escaleras? ¿Porque padecía de vértigo? ¡Pero no había garantías de que fuese a ocurrir así! F.T. Es cierto, pero yo creía que se ajustaba perfectamente a ese postulado… El film, creo, no ha sido ni un éxito ni un fracaso, ¿no? A.H. Cubrió gastos. F.T. ¿Para usted es, por tanto, un fracaso? A.H. Supongo que sí. Usted sabe que una de nuestras debilidades, cuando algunos de nuestros films no marchan bien, es acusar al servicio de ventas. Por lo tanto, para respetar la costumbre, critiquemos al servicio de ventas, diciendo: “¡Han vendido mal el film!” Ya sabe usted que concebí Vértigo para Vera Miles. Hicimos ensayos definitivos y todo el vestuario estaba hecho para ella. F.T. ¿Fue la Paramount quien no la quiso? A
No sé el resto de la humanidad pero, en ocasiones, yo siento la necesidad de traducir en palabras lo que siento. O no lo que siento, quizás tan solo lo que ha sucedido en un momento dado, un mero accidente, algo superficial. Aun en este último caso, estoy segura de que, en cierta manera, necesito sacar la sensación que reposa en todo aquello. Siempre he entendido esta tarea como algo más estético que filosófico que científico. O las tres cosas quizás. Si buscamos la definición de “objetivar” (verbo que no me canso de utilizar) empezaremos ya por hacernos un buen lío porque “objetivar” significa dar un carácter objetivo a una idea o sentimiento, es decir, sacarlo del sujeto para referirse al objeto en sí mismo (con independencia de la propia manera de pensar o de sentir). Es una tarea a priori desapasionada y desinteresada… ¿Pero cómo transformar una mera sensación en algo que existe realmente y con independencia al sujeto que lo conoce? Paparruchas. La historia del arte es
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