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Mostrando entradas de febrero, 2011

Tres imágenes, tres películas…

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Vaya un acelere con la carrera a los Óscar. Ya comenté (bueno, destrocé) aquí el otro día The Black Swan (que cuenta con 5 nominaciones) y me guardo en el cajón (de momento o para siempre) La red social (David Fincher, 2010) y 127 horas (Danny Boyle, 2010) no por nada en particular, tan solo es cuestión de “empaquetar” (que tengo prisa). Bien es cierto que ninguna de las dos me ha sorprendido demasiado (o, mejor dicho, nada), pero tampoco lo han hecho las tres de las que voy a hablar (bueno estas me han sorprendido un poco más, la verdad, por eso hablo sobre ellas)… … Qué locuaz estoy hoy (me digo a mí misma), qué feraz, capaz, incapaz, sagaz, perspicaz, suspicaz y eficaz. No hay nada como trabajar como una mula de carga. Llega uno a casa después y las palabras fermosas y los razonamientos ingeniosos brotan como escarpias retorcidas en un madero viejo, hinchado y carcomido por el paso del tiempo... ¿Y qué tienen las tres pelis de las que voy a hablar que no tenga The Black Swan? Pues l

El día de la marmota.

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Teenage Fanclub (ya he hablado aquí de ellos) es una banda escocesa de Power pop contemporáneo, es decir, con elementos del Noise pop o el Grunge. Esto yendo de guays, porque para ser exactos no son más que unos viejunos que siguen haciendo lo mismo desde hace casi 22 años. En efecto, Norman Blake (1965), Raymond McGinley (1964) y Gerard Love (1967) son fieles a aquello que más les gusta, siguen haciendo lo mismo y, con sus más y sus menos, cada vez mejor. Me gusta esta crítica porque afirma dos cosas importantes. La primera es que hay bandas que ya no destacan (por razones no tan obvias como pueda parecer en primera instancia), la segunda es que estas bandas rara vez fallan, es decir, que sus discos son fiables. Esto es como un buen amigo, una buena pareja o un buen plato favorito. Hay que ser muy gilipollas (o no tener ni idea de lo que significa “bueno” para uno mismo) para renegar de un buen cocido si a uno le satisface el cocido solo por el hecho de que ahora las tendencias marca

Ruido fluctuante. “Riña de gatos. Madrid 1936”, Eduardo Mendoza (Planeta, 2010)

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Riña de gatos no es una novela histórica, ni una novela de policías, ni de espías, ni de acción. O es todo eso. Riña de gatos no es una comedia trágica, ni una trágica comedia, ni un sainete. O es todo eso. Riña de gatos no es una “ novela de sofá ”, no es una “forma honesta, civilizada e instructiva de entretenimiento”, no es un premio Planeta. O es todo eso. También puede, por qué no, "apelar a un tipo de interés que el lector actual no sienta". Difícil esto último, la verdad, sobre todo siendo Planeta. Hay que ver cuántas cosas pueden decirse sobre un texto. Más desde que los “artistas”, “artesanos”, “creadores”, “seres supremos” (o como quieran llamarse), espectadores y, en definitiva, todas las personas relacionadas con el arte están obligados a ser “críticos” de sí mismos, de sus obras y de la musa, sistema, tendencia, cultura o momento histórico que las parió. Paparruchas, digo yo. Y también me río (yo) -ya que nadie puede prohibirme hacerlo- de todo aquello. Con l

Apolo y Dionisio en un vídeo de Lady Gaga con cosmética L’Oreal. "El cisne negro" (Black Swan, Darren Aronofsky, 2010).

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El cisne negro es el último film de Darren Aronofsky y cuenta con cinco nominaciones al Óscar (película, director, actriz principal, montaje y fotografía), muy buenas críticas y un globo de oro a la mejor actriz (Natalie Portman). El director dispone de algunos títulos en su haber que, aunque imperfectos, no dejan indiferente; me refiero tan sólo a los dos films que he visto: PI: Fe en el caos (1998) y The Wrestler (traducida como El luchador, 2008). Aún con todo esto y sobre todo, repito, con las buenas críticas por parte de expertos y espectadores, me resulta un film tremendamente irregular y excesivo, a caballo entre el thriller psicológico, el terror (amanerado) y una horterada adolescente. Su anterior film The Wrestler aunque excesivo y pelín hortera, no me resultó tan cargante. En su momento lo presenté ligero en oropeles y apariencias, cuando quizás era todo lo contrario. Sin embargo el adorno se me antojaba sincero, directo y honesto, y así, todo el film. Lírica de andar po