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Mostrando entradas de marzo, 2011

Kant y yo. Y Nietzche y yo. Y Marx y yo. Y… yo.

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Obama hablando de la situación en Libia y yo con mis cosillas. El allí, y yo aquí. Hace ya bastante tiempo que dejé de leer filosofía. Simplemente, me aburría tanto rizo, o tanta rama bifurcada, o tanta línea que se cruza, o intersecciones de planos, o espacios vectoriales, o túneles, o espirales, o superficies de revolución, o lo que sea… Si. La cosa con la filosofía puede llegar a enredarse muy mucho. Tú coges un texto y, si eres honrado, intentas aprehender aquello que pasaba por la cabeza del individuo que escribió el tocho, pero si no eres honrado, intentarás interpretar el texto a tu antojo. ¿Cuáles son las consecuencias de lo segundo?, pues muchas. Como decía Kant “hace mucho ya que estamos acostumbrados a ver que se restauran viejos conocimientos gastados, separándolos de sus antiguos enlaces y acomodándoles un traje sistemático, de hechura caprichosa, pero con títulos nuevos; y la mayor parte de los lectores tampoco esperará de aquella crítica, de antemano, otra cosa” (se re

Llorar por fuera, llorar por dentro.

Cuanto más vieja me hago menos hablo. En serio :-D. También pienso mucho menos, para qué negarlo. Leo menos, opino menos, todo menos… Y aunque esto pueda parecer una broma, no lo es. Mi actividad cerebral cada vez es más lenta, más subterránea… En fin, quiero decir con esto que si algo he dejado de hacer (desde hace mucho tiempo) es opinar sobre casi todo en general y sobre ciertos temas “de actualidad” en particular. Y aclaro una cosa, lo que cuelga en este blog que parece opinión no lo es en absoluto. Pues eso. Nada más lejos de mi intención que leer lo que se publica en los medios sobre temas como el terremoto de Japón y la nueva guerra con Libia y, mucho menos, opinar libremente sobre ello. Peeero, esto no quiere decir que (aunque lo intente) no reciba impresiones sobre los hechos que me rodean (en particular, sobre los comentarios que pululan por la red, por la calle, por las oficinas…). Aunque no lo desee, estoy rodeada de personas, imágenes, periódicos en manos de otros, titular

The Wire y van dos...

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Segunda entradita para The Wire . Ya decía yo que me sonaba el careto de Sonja Sohn (Detective Kima Greggs en The Wire )… Poeta slam antes que actriz y coguionista de aquel film que tanto me gustó protagonizado por Saul Williams… Y aquí una transcripción de lo que dice más o menos desde el minuto uno. No he encontrado el texto anterior y, por supuesto, no voy a lanzarme a transcribirlo porque saldría una cosa muy rara. My back is against a brick wall I got a Mack truck two inches from MY FACE!! Well run free baby, run now It just looks hard, but it would be, SOOO easy Just turn around and go! Clip all the wires, hook-ups and hangups and then you're HOME FREE You can give birth, torrents you so easily you'll believe it's always been there While the natural order made-to-order by your forever clever MIND CONSTANTLY protecting you against things you no longer need to be protected FROM! AND I, BELIEVE! I believe like a holy roller Singing sweaty preaching Go Tell It On The Moun

Mujeres leyendo y en la cocina...

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Marina Abramovic - The kitchen. Homage to Saint Therese. Anni Leppälä - Reading Gerhard Richter - Reading Mary Cassat - Woman Reading Charles Guillaume Steuben - La liseuse De la muestra " Heroínas " - Fundación Caja Madrid. Hasta el 5 de junio.

La nada y una imagen en el bus.

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Me sirvo de esta imagen perteneciente a la estupenda serie de Andrew Miksys , Buses , para ilustrar un relatillo o cuento corto que voy a lanzar al blog. Pertenece a una recopilación de cuentos breves editada en Verticales de bolsillo titulada Cuentos breves para leer en el bus y, gracias al poder de la red (que no a mis falanges), puedo trasladar aquí uno de ellos y con esto, más que plagiar o violar derechos, publicitar y hacer propaganda porque me parece un acierto que en las librerías fomenten la compra por impulso (no de pegatinas o marcapáginas sino de libros). En realidad, yo siempre compro libros por impulso, pero eso de ir ya a pagar a la caja de la Casa del Libro de Hermosilla y encontrarme en el mostrador una pequeña pila de estos librillos mostrando bajo el titular apellidos como Apollinaire, Bierce, Chéjov, Kafka, London, Mansfield, Melville, Poe, Saki, Stevenson, Twain, Wilde… pueeeessss… “y ya puestos ponme uno de estos”. Me cuesta más pagar una caja “bola” de chicles

Los caminantes (Carlos Sisi, Dolmen 2010)

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El año 2011 está siendo raro, raro… Siento algo así como una bifurcación en el camino, una sorpresa, un no sé qué. Ya adelanté algo aquí sobre ese “no sé qué que sí sé lo que es” el otro día en una nota sobre la última novela de Eduardo Mendoza (que, como siempre, tenía más que ver conmigo misma que con el objeto de la nota), así que no diré más. El caso es que me he encontrado con otra sorpresa. Si. Llevaban recomendándome Los caminantes de Carlos Sisi (el nombre, como el de Coppola al “ Drácula de” o el de Scorsese a “ Casino de” va íntimamente ligado al título) un tiempo largo pero (para qué negarlo) no me gustan demasiado los zombies o, al menos, no me gustan tanto como a los individuos que me recomendaron la lectura que, por otro lado, son amigos muy sinceros y cercanos, muy amados también, sobre todo uno de ellos con el que llevo viviendo unos 22 años o más. No me gustan los zombies porque ni me gustan las novelas de zombies (de hecho no he leído ninguna), ni las pelis (siempre