Los caminantes (Carlos Sisi, Dolmen 2010)


El año 2011 está siendo raro, raro… Siento algo así como una bifurcación en el camino, una sorpresa, un no sé qué. Ya adelanté algo aquí sobre ese “no sé qué que sí sé lo que es” el otro día en una nota sobre la última novela de Eduardo Mendoza (que, como siempre, tenía más que ver conmigo misma que con el objeto de la nota), así que no diré más.

El caso es que me he encontrado con otra sorpresa. Si. Llevaban recomendándome Los caminantes de Carlos Sisi (el nombre, como el de Coppola al “Drácula de” o el de Scorsese a “Casino de” va íntimamente ligado al título) un tiempo largo pero (para qué negarlo) no me gustan demasiado los zombies o, al menos, no me gustan tanto como a los individuos que me recomendaron la lectura que, por otro lado, son amigos muy sinceros y cercanos, muy amados también, sobre todo uno de ellos con el que llevo viviendo unos 22 años o más. No me gustan los zombies porque ni me gustan las novelas de zombies (de hecho no he leído ninguna), ni las pelis (siempre he preferido en primer grado a los vampiros, después los espíritus, después los fantasmas, después los marcianos, los demonios, los licántropos… psicópatas, etc…), ni las series. Además, lo de enfrentarse a la historia de un grupo de supervivientes en lucha constante por subsistir en un marco apocalíptico infeccioso destructivo me resulta ya un poco cansino, y más cuando me he tragado gran parte de la serie B de la industria cinematográfica norteamericana y una buena parte de “seriales”. Y más cuando, a veces, el día a día cotidiano es puro Apocalipsis… uf… Pereza me daba (I confess).

Aún con estas, en este año lleno de sorpresas, decidí comenzar a leer Los caminantes, abandonándolo tras unas 40 o 50 páginas leídas. Yo me emperraba en continuar con Dostoievski, que era lo mío… Eso mismo… era lo mío, porque mira tú por dónde, tras terminar el librito de Mendoza y escribir el post de turno me dije… a tomar por saco, volvamos con Los caminantes de Sisi.

Carlos Sisi, según sus propias palabras, es alguien bastante normal, cayendo casi en lo anodino: casero, familiar, aficionado a los juegos de ordenador desde que cayó en sus manos el Spectrum de 48k y cinéfilo palomitero. Es, en pocas palabras, un hombre sencillo "que disfruta de los pequeños placeres de la vida, desde fumarse un cigarrillo cuando la tarde se va con esos tonos aureo-rojizos que tanto me encantan, a disfrutar de un buen desayuno en la cafetería aquí en Calahonda con mi mujer, cuando hemos dejado a las niñas en el colegio. Esas pequeñas cosas son importantes para mí. Tengo todo lo que quiero: una casa donde vivir con mi familia. Cuando pongo el telediario y veo cómo va el mundo prefiero apagarlo; he descubierto que soy más feliz cuanto más pequeño es mi mundo".

Carlos Sisi, me cae bien.

Los Caminantes es una historia que comienza en el meollo del asunto (una ciudad infectada de zombies) y que, a partir de ahí mismo, sigue adelante. Tiene un comienzo lento (demasiado, por eso la dejé aparcada) para luego agarrarnos por el cuello hasta el final. Un final de película (para qué negarlo). Como la novela comienza lenta, nos cuesta intimar con unos personajes que, poco a poco, se van transformando en pequeños héroes. Y ya lo dije una vez, me gustan los héroes. Esta novela debería llevarse al cine, o a una serie que daría mil vueltas a la mediocre Walking Dead.

Te felicito Carlos, disfruta de tu éxito porque tu novela es estupenda. Ya me estoy leyendo la segunda, con Juan Aranda al frente. Como debe ser. Como todos esperábamos.

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