Pensando en infinitos copos de nieve (2ª parte). Bonitas historias de creación y Teorías del todo.


Hace ya cuatro años que publiqué esta nota llamada “Pensando en infinitos copos de nieve” y lamentable o afortunadamente (vayan ustedes a saber) sigo pensando en ellos. Más y mejor, estaría bien decir, pero no. Pienso más, pero no mejor. Para muestra el rumbo de este blog.

En realidad sufro algo así como una inmersión profunda y lenta, muy lenta. Hace cuatro años pervivía (a duras penas ya) en mí un entusiasmo que me hacía dar algún que otro brinco, sacar la cabeza y mover la cola alegremente para, de nuevo, lanzarme al mar. Con el tiempo este entusiasmo ha desaparecido y el movimiento me lleva a lugares cada vez más profundos, menos interesantes y en absoluto relevantes (para el resto de la humanidad). El frío del mar va entumeciendo mis huesos y la fricción de las cosas me machaca la carne, pero no llego a hacer costra porque mi piel cicatriza muy mal… así que aún cayendo en picado, sigo mirando hacia arriba, esperando y medio flotando, como un muerto viviente o algo así.

Por supuesto, la imagen que tengo del universo y de todas las cosas, de todos esos copos infinitos de nieve es cada vez más borrosa. Pierdo la vista, poco a poco, y con esto, el sentido de todas las cosas. De todas las cosas profundas, las superficiales ya no me interesan.

Durante estos cuatro años he analizado mucho la red, muchísimo, y justo hace unos días leí algo relacionado con el buen uso de los blogs (algo que, por cierto, no me importa en absoluto). Decía el artículo lo que se debe y no se debe hacer, marcando los mismos puntos que se marcaban ya hace bastante más de cuatro años. Nada nuevo. Resulta evidente para cualquier internauta lo que un blog debe tener para conseguir lectores, comentarios, fama… jaleo. Igual de claro ahora que hace unos años. E igualmente claro está que nada de lo que un blog necesita para tener éxito se puede encontrar aquí, en Aterrizaje Forzoso. Absolutamente nada. Ni siquiera una cosa que no mencionan esos artículos con los principios fundamentales para crear un blog eficiente y que yo considero importante, a saber, la inteligencia del autor. No. Ni siquiera eso. La autora de este blog anda cada vez más sumergida y ausente, así que… esto es lo que hay. Y así seguirá siendo. Y cada vez, peor.

Hace cuatro años, y muchos más, que llevo intentando comprender de qué va todo esto en general; en particular, de qué coño voy yo misma. Y sé que este es un tema que no interesa a nadie más que a mí misma. Obvio por eso de las profundidades. La mayoría de las personas valoran sus actos (y comparten sus valoraciones), analizan sus circunstancias, toman decisiones basándose en parámetros que a mí no me funcionan o, mejor dicho, me resbalan. Yo necesito cañita brava y mis parámetros tienen que ser universales. Qué le vamos a hacer. Si Dios existe yo soy Dios. Así de claro. Si Dios no existe yo no soy mucho más que él. Así de claro.

Y ahí seguimos dando la brasa con el universo. Si me duele el pie sé por qué me duele. Pero si me duele el alma, miro al universo y sigo sin saber muy bien por qué me duele. Así de simple. Y no. La respuesta no la tiene un psicólogo. El psicólogo no es ni más ni menos que la misma mierda que yo. Ni siquiera creo que se haga las mismas preguntas que me hago yo. Cómo leches va a responderlas??? Yo quiero a Dios, o a alguien que esté allí, sentado a su lado. Si es de sexo masculino, mejor que mejor :-).

El resto de la humanidad que mira al universo se lo pasa de puta madre. La mayoría son matemáticos, físicos, científicos, periodistas, religiosos, iluminados; gente, en general, feliz y contenta que busca su lugar en la tierra e intenta armar jarana para disfrutar de hordas de seguidores y acólitos. Son los reyes de la fiesta. Da igual la fiesta que sea, lo importante es reinar. Pero en el puto abismo no se reina. Se pasa frío, hambre y sed. No de la de verdad, lo sé. Es de la de mentira. De la imaginaria. De la teórica. De la mía.

Resultaría algo muy hermoso descubrir que, en realidad, todo esto sucede debido a unas pocas causas simples. Algunas personas siguen buscando causas y principios fundamentales que expliquen todas las cosas como consecuencias “necesarias”. Y algo “necesario” responde impepinablemente a unas leyes fundamentales de la naturaleza. Leyes, por otro lado, descubiertas por seres humanos… Una hermosura, por lo tanto, esquiva. Va y viene. Viene y va.

El artículo que dejo linkado habla de una crisis de fe en el mundo científico… Y es que en el fondo, un universo que podamos entender, predecir y calcular no es mucho más que un amor platónico: algo así como un afecto no correspondido y que, por lo tanto, descansa en un plano ideal.

Un universo terco, que no responda a estos principios y causas fundamentales, que muestre diferentes propiedades… que esconda meros accidentes como resultado de un tiro al azar de los dados cósmicos… nos deja a la deriva en un loco océano de ideales y para salir a flote surgen ideas como esta de los multiuniversos que presenta el artículo en cuestión, un marco en el que la física fundamental tendría que volver a dibujarse.

En definitiva, como apunta el artículo, me siento como un pez que, de repente, empieza a preguntarse por qué su universo está lleno de agua. Un pez que lee las conclusiones de los “peces teóricos” que intentan demostrar que el cosmos entero debe estar lleno de agua.

Algo así es.

Y como llega el fin de este año 2011 quiero dejar también aquí tres vídeos para completar este articulito sobre los universos paralelos. Podríamos decir que responden a tres visiones diferentes pero complementarias sobre este universo. Cada uno con lo suyo y a su nivel, es decir, cada uno con su momento vital. Ellos son Brian Cox (el más guapo, el más poético; un Carl Sagan en su versión más “trendy”), Garrett Lisi (mi héroe surfero, algo así como un albañil de las matemáticas), Brian Greene (supermegatop de las cuerdas y de la divulgación pero muuuy aburrido - su exposición es la menos interesante y mira que es interesante lo de las cuerdas) y Stephen Wolfram (mmmm… autómatas celulares, álgebra computacional y…Creador de Mathematica y Wolfram Alpha… demasiado para el cuerpo, muuuuy loco). Todos ellos, niños prodigio. No doubt.

Veremos si dentro de cuatro años tenemos algo más que decir.

Brian Cox










Garrett Lisi










Brian Greene










Stephen Wolfram








Comentarios

vera ha dicho que…
Gran muestra de mi inteligencia. TRES VÍDEOS; TRES. Ya no sé ni contar.
la burbuja ha dicho que…
puede que tu blog no tenga esos ingredientes estrella de un blog exitoso, pero detrás de él hay una persona a la que vemos en distintas facetas, pero siempre una persona, no un cerebro calculando cómo conseguir más lectores
yo no te conozco, pero por lo que leo (y ya son unos añitos leyendo) pareces alguien que por mucho que se pregunte por qué todo es agua a su alrededor sabe moverse por ella como muy poca gente sabe, que siente y vive las cosas de una manera muy especial
no se si tiene mucho sentido que yo te diga todo esto porque en realidad no te conozco
pero se que tienes una manera de contar y ver las cosas que no encuentro en ningún otro lugar


:)
Vera Miles ha dicho que…
Pues sí... me suena "la burbuja" de hace años :)

Al final una no puede evitar lo que ya es. Creo que era Schopenhauer el que decía que uno debe ser consciente de lo que se es y lo que no se es… Y viniendo de él, ese “ser” pesa unas cuantas toneladas.

Y sí, la verdad es que nunca he podido evitar que esto derive nada más que de mí misma (en profundidad) porque, de otra manera, ¿para qué escribir?

Resulta un verdadero placer saber que hay alguien al otro lado que puede comulgar con algo de lo que aquí se escribe. Lo pongo bastante difícil. Pero también sé, porque a mí me ha pasado, que esa comunión puede ser enorme y ese “conocer” más profundo que lo que solemos captar desde el exterior cuando entramos en contacto con las personas.

Gracias y que pases un buen año :)

Entradas populares de este blog

Rineke Dijkstra: Maternidad, tal cual.

Vertigo: Vera Miles vs Kim Novak - Hitchcock vs los "doctos"

Sentir y poder contarlo.