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Mostrando entradas de enero, 2012

La cruzada escéptica y el skeptomai.

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Hoy me calzo un rollo descomunal. Llevo un tiempo observando en la red - en Twitter, sobre todo - cierta “actitud escéptica” que me desconcierta. La gota ha colmado el vaso al leer este artículo sobre la proporción áurea y, aunque el malestar venía de lejos, lo tomo como referencia. En primer lugar creo que sería más sensato decir que es un artículo sobre… no sé sobre qué: ¿los números mágicos?, ¿una crítica a los números mágicos?, ¿es realmente un artículo?, ¿informa sobre algo?, ¿enseña algo?, ¿explica lo que es el número phi?, ¿habla sobre la simetría?, ¿sobre la belleza de las formas naturales?, ¿menciona a Matila Ghyka?, ¿repasa la estética de las proporciones?, ¿analiza su belleza?, ¿menciona a Luca Pacioli?, ¿las teselaciones…? No, no habla de todo esto. Tan solo dice que los números no tienen poderes mágicos. El título de su “artículo” es “los números no tienen poderes mágicos”, toma ya castaña. Menudo descubrimiento para la comunidad científica, la comunidad sensata y… cómo n

Templanza

Me envía Alp este texto para recordarme los consejos de Séneca en torno a la moderación y la templanza…, o equilibrio dinámico fuertemente tensionado… Algo que, por cierto, yo no logro ni de lejos. Aquí lo pego, para que no se me olvide. Lucio Anneo Séneca, Libro tercero, De la tranquilidad del ánimo, Capítulo I. "Haciendo de mí examen, en mí, oh amigo Sereno, se manifestaron unos vicios tan descubiertos que casi se podían cortar con la mano, y otros más escondidos y no continuados, sino que a ciertos intervalos volvían; y a éstos los tengo por molestísimos, porque, como enemigos vagos, asaltan en las ocasiones, sin dar lugar a estar prevenidos como en tiempo de guerra, ni descuidados como en la paz. Hállome en estado (justo es confesarte la verdad, como a médico) que ni me veo libre de estas culpas que temía y aborrecía, ni me hallo de todo punto rendido a ellas. Véome en tal disposición, que si no es la peor, es por lo menos lamentable y fastidiosa. Ni estoy enfermo ni tengo

La Muerte de Iván Ilich (León Tolstói 1886)

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No. No he leído nada de Tolstói. Qué le vamos a hacer. Así que me he decidido, para empezar, por su novela más corta, La muerte de Iván Ilich . Es corta y, además, trata mi tema favorito: la muerte, como afirmo que sólo Tolstói sabe hacerlo. Y eso que no he leído nada más que haya salido de su pluma. Iván Ilich ve que se está muriendo, y está desesperado, "En el fondo de su alma sabía que se estaba muriendo y no solamente no llegaba a habituarse a aquel pensamiento, tampoco llegaba a comprenderlo" . Qué bonita frase aparentemente insustancial… Pero no, Tolstói no da lugar a la sinsustancia y continúa “Aquel ejemplo de silogismo que había aprendido en el manual de lógica de Kieseweter: “Cayo es un hombre, los hombres son mortales; por tanto, Cayo es mortal”, ese razonamiento le parecía exacto si se trataba de Cayo, pero no de su propia persona. Era Cayo, un hombre en general, y debía morir. Pero él no es Cayo, él no es un hombre en general; está aparte, completamente aparte de

El mar y los 7 pecados capitales.

Avaricia Desde lo alto del Cabo observó la costa, hoy no había posibilidad de relación ni intercambio con el mar; algo oculto, profundo e incomprensible ocurría en la distancia, un fenómeno extraordinario que desplazaba verticalmente la gran masa de agua. Pareciera como si en la profundidad tronara el rugido de un mar atragantado, indispuesto, ansioso y excitado. Mostrábase la marea codiciosa, pretendiendo romper límites y hacinada en círculo vicioso. Violenta provocaba con brincos de enano enfurecido, con gritos de gigante capturado que agita sus brazos para salir y arrasar a cualquier precio, ahogando su furia y su ansia en la acumulación, escondiéndose y engordando, creciendo a duras penas, provocando en los límites del puerto, rodeando el faro con sus brazos, chascando sus crestas, ansioso por atrapar algo más de lo que ya mantenía furiosamente en sus entrañas. Lujuria Flameaba la luna llena sobre una balsa marina ondulante que mecía su reflejo transformándolo en hilos serpentinos.

Another Earth (Mike Cahill, 2011)

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Another Earth es la opera prima de Mike Cahill; ha sido premiada en Sundance y Sitges y ha llegado a mí, como casi todo, por casualidad. No tenía ni la menor idea sobre su argumento y los premios, tan solo el dato sobre las “dos tierras” sin más, es decir, sin más reflexión al respecto. Me gustó algo desde el primer momento: el montaje precipitado de los planos junto a la música de Fall on your sword . El tema The first time I saw Jupiter lanzaba pocos datos sobre la vida de Rhoda Williams, pero suficientes para hacernos participar en sus expectativas, su juventud y belleza, el fin de curso, el MIT que nos espera, la fiesta, la celebración, los besos, la admiración, el amor… Júpiter. El corte al planeta gigante muestra una imagen estática revolucionando hacia la vida, hacia un respirar que hipnotiza al espectador gracias a la música de Fall on your sword y la preciosa voz de la actriz que da vida a Rhoda, Brit Marling. Así, hipnotizada, vuelve Rhoda a casa, con la fascinación en la c

Autómata de madera.

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Una no deja de sorprenderse. Hermoso e inquietante juguetito de madera de Levi Van Veluw . Visto en thisiscolossal .