Another Earth (Mike Cahill, 2011)


Another Earth es la opera prima de Mike Cahill; ha sido premiada en Sundance y Sitges y ha llegado a mí, como casi todo, por casualidad.

No tenía ni la menor idea sobre su argumento y los premios, tan solo el dato sobre las “dos tierras” sin más, es decir, sin más reflexión al respecto.

Me gustó algo desde el primer momento: el montaje precipitado de los planos junto a la música de Fall on your sword. El tema The first time I saw Jupiter lanzaba pocos datos sobre la vida de Rhoda Williams, pero suficientes para hacernos participar en sus expectativas, su juventud y belleza, el fin de curso, el MIT que nos espera, la fiesta, la celebración, los besos, la admiración, el amor… Júpiter. El corte al planeta gigante muestra una imagen estática revolucionando hacia la vida, hacia un respirar que hipnotiza al espectador gracias a la música de Fall on your sword y la preciosa voz de la actriz que da vida a Rhoda, Brit Marling. Así, hipnotizada, vuelve Rhoda a casa, con la fascinación en la carne y exhalando alcohol… - respira aire frío, exhala alcohol, sueña y vuelve a casa durante la noche, escucha la radio y mira al cielo una vez más; esta vez con razón: la otra tierra puede verse hoy con claridad… entonces llega el conflicto -.

Y ahora nos detenemos con un poco de teoría.

La mayoría de los films y series se estructuran de la misma forma, con diversos ganchos para generar tensión narrativa y con unos personajes a los que, casi siempre, les sucede la misma cosa. Partes de una situación dada que será buena o mala pero es la tuya y, de repente, surge un conflicto que te desequilibra. Justo en ese momento el personaje concibe un objeto de deseo consciente que le llevará a recuperar el equilibrio. La trama entonces fluirá entre ganchos aquí y allá para generar tensión narrativa y un determinado número de putadas u obstáculos que sufrirá el protagonista para conseguir un fin.

Así es la vida también, ¿no?

Pero vayamos a lo divertido. Un personaje es más interesante cuanta más tensión interna tenga, cuantas más dimensiones adquiera. Y, ¿qué es la tensión interna?, pues una contradicción. Hemos hablado de un objeto de deseo consciente pero también tenemos un objeto de deseo inconsciente que en su mejor expresión debe ser desconocido para el protagonista y en su fondo contradecir al consciente. Enfrentarse a un personaje así supone para el espectador algo así como buscarle la razón al corazón, encontrar emoción y significado en la historia. La razón y el corazón, en general, están a hostia limpia en los personajes interesantes y éstos molan mucho más si, además, “no saben”, por una sencilla razón… si “saben” el deseo ya no es inconsciente.

Resumiendo: un personaje no tiene profundidad si carece de tensión interna.

Por supuesto, esto no lo he pensado yo, aunque resulte algo obvio si te pones a analizar las pelis y los libros. El problema es que yo no analizo nada de nada y todo lo veo en piloto automático. Si. ¿Por qué?: pues porque bastante analizo ya mi vida y a las personas (algunas) de las que me rodean como para ponerme a analizar las pelis. Pero vamos, que lo que he contado es algo obvio y se ve claramente en personajes como House, por ejemplo… Aquí en este link podéis encontrar ejemplos, si os apetece. Tan solo pondré aquí uno de mi cosecha para contrastar: Arnold Schwarzenegger en Un padre en apuros:

- Situación inicial: un padre feliz.
- Conflicto: se acerca Papá Noel y no hay manera de encontrar el juguete que su hijo desea.
- Objeto de deseo consciente: encontrar el juguete para su hijo caiga quien caiga.

Y ya está. Por eso la peli es una braga y Schwarzenegger otra. Pero no os creáis… hay muchas pelis que van de guays y, en realidad, son lo mismo que esta.

Dicho esto, volvamos a Another Earth. En piloto automático me ha gustado porque me gusta el frío y mirar al cielo, la gente con problemas mentales y corazón caliente que siente frío. Si. El personaje no lo sabe pero tiene el corazón caliente, aunque lo sienta congelado… pero me estoy yendo… Me gusta cómo está rodada (siempre digo lo mismo pero es que no sé decir otra cosa) y, sobre todo, ese elemento extraño de una “segunda tierra” porque es algo así como un refugio.

Podríamos decir que esta “segunda tierra” está concebida para generar tensión narrativa: ¿qué va a pasar?, ¿qué hay allí?, ¿cómo es la gente que vive allí?..., pero no, porque esa segunda tierra (ojo que aquí revelo contenido) es un clon de la nuestra. Si. Entonces surgen otras preguntas a raíz de la situación personal de la protagonista y del conocimiento de la existencia (y observación) de esta segunda tierra (que no voy a revelar, de momento): ¿Cómo seré yo allí?, ¿cómo serán los demás?... ¿existirá otro azar y, por lo tanto, otras necesidades?...

Esta otra tierra te hace soñar y mirar más allá, como uno debe mirar a Dios -imagino-. Al contrario de lo que ocurre en Melancolía, este planeta advierte de que hay otra cosa, de que hay otra vida… no más allá de la nuestra sino junto a la nuestra. En este sentido el film maneja un “todo”, no una nada. Un “todo” un “horizonte” semejante al que tiene la protagonista antes del conflicto.

Y hasta aquí llega esa “otra tierra”, porque no hay más. El resto surge del conflicto (a los 5 minutos de film o menos) que sufre la protagonista. Desde ese momento su vida gira en torno a la culpa y la redención, liberarse del dolor, recuperar lo perdido… El personaje pierde profundidad porque tiene otra tierra que le aporta consciencia y le ayuda a resolver su situación… Dios te protege.

Pero bueno… me he ido mucho por las ramas. He bajado hasta este nivel porque creo que el film, aunque de enorme belleza, discreto, minimal, intenso… es bastante previsible pero, aún con todo eso, muy notable. Digamos tan solo que aunque Rhoda Williams parece congelada (su corazón y consciencia murieron y se enfriaron en un momento concreto), dispone de un más allá que resolverá su conflicto…. Y esto, es algo que mola y no mola al mismo tiempo.

Trailer de la película.

Comentarios

vera ha dicho que…
Mucho :)
rh ha dicho que…
Me interesa mucho esta película (a ver ahora cómo podré verla). Respecto a la tensión interna... al fin y al cabo revela una determinada profundidad, que hay "algo" interno. Aunque creo que no hay un patrón más o menos coincidente. Puede haber mucha tensión en alguien aparentemente sosegado o sencillo y mucha menos de lo que parece en alguien con persistente fachada de conflicto. La alteridad es causa de conciencia. Todo son posibles alternativas, múltiples variables sucesivas. LLevarlo a dualidad puede que sea reducir la función. No obstante, somos lo que somos, lo que no somos, lo que queremos ser, lo que podemos ser, lo que no queremos ser y lo que no podemos ser. En cierto modo somos lo que somos a pesar de nosotros mismos y todo eso me lleva a pensar, sin ningún fundamento realmente serio que lo justifique, que si es innegable que las circunstancias -lo externo, lo ambiental- nos concidiona, hay algo sustancial que es esecialmente poco variable.
Another Earth. Gracias. Tomo nota de la propuesta.
Te dejo mi saludo.
Anónimo ha dicho que…
Comparto la descripción del mecanismo narrativo que, como bien se expresa, es utilizado en todo el cine de géneros o como dirá alguien, el cine de imagen acción.
Agregaría un elemento insoslayable, imprescindible en la "manipulación" del espectador: la identificación, manejada como bien se dice con los mismos artificios que la mayor parte del cine de géneros y que ansía el espectador medio.
En el filme se trabaja en todo momento el punto de vista de Rhoda y su remanido drama de intento de redención, con el condimento de que tal vez la misma provenga, quizás, de "la otra tierra".
El problema es que - humilde opinión - "la tierra 2" no pasa las coordenadas de contexto y no se integra bien al relato.
En todo caso, está claro que esto no es "cine moderno", donde la identificación esté obturada para dar lugar a otras percepciones.

En fin, que estamos lejos de Solaris y que esta película se disfruta mejor con una bolsa de "porpcorn"...

Saludos.
vera ha dicho que…
Gracias por tu comentario. Muy constructivo :) Eso de la identificación no lo consideraba yo un "mecanismo", pero es verdad... tan verdad que ni te das cuenta :)

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