Conversaciones en twitter y el despotismo de los famosillos.
No puedo evitar plantar aquí una "conversación" que acabo de tener en Twitter. No mencionaré el nombre del "periodista y divulgador" porque no viene a cuento. Digamos que él es "famoso" en internet y nosotras, las dos mujeres que osamos responder a "sus" tuits, somos desconocidas. En mi caso (a la otra chica no la conozco) diré que soy (en lenguaje popular, para que todos me comprendan): mujer, atea, feminista, con el corazón dividido entre liberales y progres, con doble licenciatura en ciencias y letras y experta en marketing y publicidad, casada y madre de dos hijas. En realidad no soy nada de esas cosas (bueno, las cuatro últimas sí), los que me conocen por este blog sabrán que jamás me llamaría atea y feminista, medio liberal o medio progre porque precisamente el mero hecho de calificarme como tales cosas me haría comulgar de alguna manera con aquello que suponen esos calificativos, y se escuchan y leen tantas aberraciones que una no está par