COVID Days 3 - Euforia

If I could have the words to say
The sun shines in your eyes
So brighten up my city sky ...

Ahora si, parece ser, me hice mayor. Y no siento orgullo ni placer; satisfacción, consuelo o redención al descubrirlo. No dispongo de buena pluma para ilustrarlo, ni suficiente luz para alumbrarlo. Me apago. Eso siento. Siento que me apago.

Qué divertida resulta la euforia sentida (o resentida) al escuchar canciones del pasado. Siempre me he preguntado de dónde viene. Llevo preguntándomelo muchos años. Una suerte de "golpetazo", un "eh... ¡despierta coño!, sigues ahí, eres tú... ¿no te acuerdas?"

- ¿Dime?... Disculpa, estaba distraída. ¿Yo? No me vengas con mandangas. Resultas un tanto pesada y poco ilustrada. Ignorante con ínfulas.

Si algo uno aprende es a temerse en el tiempo y el espacio, en el espacio-tiempo.  Apagar humos. Deshinchar ego. Acallar soberbia y orgullo. Mantener compostura. No vayas a pensar... 

... Qué bien lo ilustró Francis Bacon. A hostia limpia con el ego.

Rediviva euforia adolescente que a menudo llama a la puerta, noqueando una y otra vez mi cabeza. Viene a decir que sigo ahí; que aquel ser a duras penas improvisado a bandazos en un cóctel de hormonas, sujeto a cambios físicos y químicos sigue ahí. Afuera todo parecía infalible cuando fue gestado, determinado y estable. Uno tan solo tubo que definirse a duras penas, en medio de todo aquel batido emergente. Maquillar la inconsistencia y transformar en calma lo que era tempestad. 

Así lo veo yo ahora. Me creía poso de sabiduría y tan solo observo, después de los años, que la batidora sigue en marcha. Con la tapa abierta.


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