ARCO"cho"

Ahora si que vamos a ser breves. Bueno, es sólo una promesa.


Lo he pasado estupendamente en Arco. He sentido el glamour en mis venas (bueno, no tan adentro, la verdad, quizás sólo en la superficie de la piel). Me he jartado de ver gente guapa y vestida estupendamente. Todo el mundo amabilísimo, bilingüísimo… Solamente hubiera hecho falta un “guateque” y el camarero ebrio… ¡ah sí!, y el baño de espuma final con elefante decorado en acrílico.

Me he fustigado por ser “pobre”. Así que, la cosa, va bien.

Va bien porque, repito, me he fustigado por ser pobre. O sea, que de haber tenido pasta y una pedazo de casa para poner cosas chulas en las paredes (es estrictamente necesario que las paredes de esa casa galería que imagino sean estilizadas, inmensas y dulcemente pintadas con una tenue brisa ocre), me lo hubiera llevado casi todo. Menos una instalación de gatitos masacrados (sin sangre) que admite el simple “vistazo”.


¡Cuantas cosas bonitas, madre mía!. Cuantas ramas. Cuantos árboles… cuanta tinta sometida a las técnicas más insospechadas. Vamos, que algunas obras me han recordado mis dibujos. Sabía yo que para ser famosa debía aprender a utilizar la encáustica y cien mil tipos de ceras varias… además del photoshop, emulsiones fotográficas, etc… ¿Por qué no enseñarán esas cosas en la facultad?... O quizás, si que las enseñen, en los despachos, por los pasillos, o en los WC. Tanto tiempo perdido…

En fin.

Arco es una feria de arte. Las galerías, suelen ir a vender. Y esta vez, parece que han tenido algún mosqueo porque no estaban todas las gordas de siempre sino alguna que otra pequeñaja con buen currículo. Eso me ha gustado. La Marlborough –atestada de gente-, un aburrimiento (Gordillo y no sé quien más, pero todos famosísimos) comparada con las noveles. Hay una planta entera (pabellón 14.1) que muestra lo más emergente del arte contemporáneo y hay una serie de refussés que cuentan con espacios mínimos de 40 m2 a la altura del resto.

Y, para mí, casi todo estaba a la altura. Algunas cosas más que otras. Por ejemplo, me encantó la muestra de la galería Salvador Díaz (con obras de Javier Pérez y Marina Núñez), sobre todo esa gran imagen llena de querubines matándose, sin una gotita de sangre. Una apolínea escena publicitaria de ¿guerra?


También destacar las pinturazas de Santiago Yáñez en la Galería Luis Adelantado.


“Luci”, de José Manuel Berenguer…


... pieza que reproduce el funcionamiento de un sistema auto-organizativo inspirándose en el comportamiento de las luciérnagas de los manglares del sudeste asiático (sí, suena para partirse de risa, pero tiene su poesía). Se ha observado que cuando el macho de la luciérnaga lanza una señal intermitente, la hembra responde con un destello similar. Primero, las frecuencias de las emisiones de luz tienden la una hacia la otra y, más tarde, se acoplan totalmente. Éste es tan sólo un ejemplo de lo que es una característica general de la naturaleza: la existencia de osciladores acoplados, sistemas que tienden a estabilizarse en determinadas secuencias periódicas de estados mientras no se produzcan fluctuaciones suficientemente fuertes como para romper la estabilidad de esas configuraciones.

Luci consta de 64 unidades compuestas, cada una de ellas, por cinco emisores sensibles de luz y sonido cuyo comportamiento rítmico configura innumerables patrones caóticos que tienden a la estabilidad. Los componentes individuales carecen de información acerca del comportamiento del conjunto si bien, el comportamiento de Luci es manifiestamente más complejo que el de sus integrantes. La alteración en la luminosidad ambiental, producida por la intervención del visitante, estimula la comunicación de los componentes provocando un nuevo acoplamiento. Aunque los patrones polirrítmicos de adaptación no siempre son iguales y, a pesar de que los puntos de partida y los recorridos puedan ser esencialmente diferentes, siempre se termina en el mismo sitio. Luci es una muestra de que el mundo está lleno de relojes que se acoplan y cuyos latidos generan un ruido de dimensiones universales que nos da idea del orden que creemos adivinar en la Naturaleza. Luci es, en última instancia, una alusión a la irreversibilidad de la vida y a la absoluta seguridad de la muerte. (este texto está sacado de éste
link)

En fin, no me enrollo más… aquí os dejo algunas imágenes.





Comentarios

Libertad Suárez ha dicho que…
De Santiago Ydáñez me gustó más el conejo. Tengo que admitir que era bueno.

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